ADV del día owo/

viernes, 5 de agosto de 2011

Fanfic: Fotogénico. (Sapphiire Moon) {3/3}


Disclaimer: Hetalia no me pertenece, es de Hidekaz. Todos los derechos le están reservados.

Contiene lemmon.

Os paso el LJ de la autora, que supongo que hará falta en estos casos~ ¡El LiveJournal!  
Que disfrutéis~

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¡Mierda, vale! Bueno, idiota, quizá no he salido tan ma––¡AAL!” el menor se llevó las manos a la boca y ahogó sus gemidos cuando España empezó a moverse con más fuerza y velocidad que antes. Aprovechó que tenía ahí la mano para acariciarle con un delicioso movimiento.

Lovino echó la cabeza hacia atrás y gimió tras sus manos, moviéndose con más rapidez al sentir como una presión se formaba en la parte baja de su estómago. Ya apenas podía escuchar los gemidos resonantes de la maldita cámara. En sus orejas sólo escuchaba los latidos acelerados de su corazón y su cuerpo palpitando, cada vez más y más cerca de––

España,” jadeó, mientras su cuerpo temblaba tras un orgasmo. Unos momentos después el español también terminó, con el nombre del menor en sus labios. Se colocaron en una posición más cómoda, y jadearon mientras intentaban recuperar la normalidad de su respiración.
El español sonrió cansado al menor, mientras él se apoyaba en su pecho.

Eres increíble, Romano. Te quiero.

P-para de decir esas cosas vergonzosas, imbécil. Um. Pero, pero yo... también te quiero.

*~*~*

Me voy a buscar a ese idiota,” Le explicó el castaño. El moreno lo vio irse con una sonrisa mientras se preguntaba que haría hasta que empezara la reunión, que comenzaría en tres horas.

Podría dormir, pero eso no era divertido sin Lovi. ¡Ah, podía llamar a Francia o a Prusia! El último no debería estar aquí, pero lo más seguro es que no haya venido a ninguna reunión por pereza.

Marcó primero el número del francés, y los ojos se le fueron hacia el disco. Quizá podría... No. No, eso no estaría bien.

Tras varios ring, Francia respondió.

Por favor, dime que tienes algo que hacer. Estoy tan aburrido que creo que voy a llorar.”

España rió. “Nada en particular... sólo...” dijo amablemente mientras comprobaba que Romano–– por si acaso. “Sólo si quieres que te cuente algo sobre sexo bueno de verdad.”

El francés soltó un ruido de pura felicidad al otro lado de la línea. “Siempre quiero oír hablar de eso, sea bueno o malo. Ven a mi habitación inmediatamente. ¡Tengo que asistir ya a dos reuniones, así que necesito todos los detalles posibles!”

El español rió de nuevo, sin pensar en que ambos parecían unas adolescentes enloquecidas. “¡Bien, entonces!” colgó y se dirigió hacia su habitación, deteniéndose antes. “No, España,” se convenció a sí mismo. “Romano te mataría.” colocó una mano sobre el pomo de la puerta. Luego miró sobre su hombro. Maldito CD... “Que lo traiga conmigo no significa que vayas a verlo,” murmuró. Y por supuesto, si Francia le obligaba a enseñárselo, se lo enseñaría y Francis le envidiaría al ver a un Lovi tan sensual, él no podría haberlo evitado.

Pero probablemente eso no sucedería. Así que Antonio metió el disco en una funda fina y la introdujo en su bolsillo. Pero lamentablemente para él (o afortunadamente, dependiendo de como lo mire cada uno), nunca llegó a mostrarle su película a Francia.
El único que llegó a verlo, fue cuando cayó al suelo al chocar España y Inglaterra, tirando todos sus papeles por el suelo. (¡Maldito imbécil!)

*~*~*

Había pasado algo muy malo. Romano se dio cuenta en cuanto entraron él, su hermano y España en la sala de conferencias, lugar donde las disputas y conversaciones eran habituales, pero en aquel momento se formó un silencio mortal.

Y entonces todas las miradas se dirigieron hacia Romano y los demás cuando entraron. Era bastante difícil explicar las expresiones que todo el mundo tenía. No estaban enfadados, en realidad. Sólo perturbados, y quizá alguno algo avergonzado.

¿Le estaban mirando a él? ¿O a Veneciano? “¿Qué?” exigió Romano, pensando en muchas posibilidades de explicar aquello. “¿A qué viene esta bienvenida, eh?” las miradas se intensificaron, como si quisieran traspasarle y Romano se sonrojó por aquello. Esas miradas le estaban quemando. “¿Pero qué coño pasa? ¿Qué hay?”

El primero en hablar fue Estados Unidos, sonrojado. “¿Siempre hacéis eso?” no hizo nada más que esa pregunta, y puso una expresión confusa, aclarando su garganta. “No es que sea malo ni nada. De hecho, eres mono...”

¡Oye!” gritó Inglaterra al ver que los ojos del americano brillaban. “¡Te he dicho que no quiero oír nada más sobre cuerpos perfectos, miradas intensas o mierdas de ésas!”

Tienes que sonreír más a menudo,” habló Canadá, sonando tímido. “Eres mucho más guapo cuando lo haces.”

Y tendrías que ir desnudo más veces,” Advirtió Francia. “De verdad, ¡no me puedo creer lo mucho que nos has estado escondiendo!”

Romano ladeó la cabeza. ¿De qué estaban hablando? ¿Se lo decían a él?

Y tienes que usar las manos más habitualmente.” La mirada del estadounidense se desvió hacia sus puños. “Tienes los dedos muy largos y finos. Bueno, en realidad tú mismo eres largo y fino.” El italiano se alejó, y el otro se sonrojó aún más. “¿Me podéis hacer una copia?”

Algo en la cabeza de Lovino encajó, pero sólo pudo quedarse estático, con los nervios en el estómago.

La reunión empezará en tres minutos,” La voz de Alemania salía a través de sus manos. Se negaba a mirar a nadie, como si algo le hubiera traumatizado.

El inglés miró al americano. “¡Eso es, así que vamos a dejar éste––“

¡Oh, cállate ya!” Estados Unidos le devolvió la mirada. “¡Cómo si no hubieras visto el momento en que le quitó la ropa interior! ¡Ni te perdiste aquel pequeño gemido que soltó cuándo abrió las piernas!”

¡No!

¡Pero yo no––!”

No te vamos a echar la culpa, Inglaterra,” el francés le consoló. “Todos nos hemos puesto a tono.” deslizó su mirada hasta Alemania un momento, pero éste no le vio por sus manos. “Nadie se esperaba que nuestro pequeño Romano fuera tan sensual. Bueno, yo lo sabía porque España me lo contó, pero––“

España. España.

Lovino dirigió su mirada hacia el bastardo que estaba detrás de él. Parecía atareado, y estaba buscando algo en sus bolsillos. Cuando levantó la vista se encontró con la mirada del otro. Susurró palabras inconexas durante cinco segundos y después sonrió al italiano y dijo, “Mira, Romano. Ahora todo el mundo también piensa que eres mono.”

Estaba muerto.

El español se sacó las manos de los bolsillos y tomó aire por unos momentos. No podría aguantarle la mirada al menor mucho más, así que actúo de la única manera que podía en ese momento; dio la vuelta y salió corriendo.

Lovino decidió darle un tiempo de ventaja. Lo iba a necesitar.

 SapphiireMoon.

2 comentarios:

  1. preciosooooooooooo!!!!!!!me mori de amoooorrr!!!!genialll!!!!¿como mierda nadie publico algo!!!!!es lo mejor que lei en mi vidaAAAAAAA!!!!!!!

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  2. Me encanta!! Acabo de descubrir este blog, y ya lo tengo como uno de mis favoritos!! Sube más fics y doujinshis!! Me encanta esta página, son tan dulces owo

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